CRITICAR Y CONSTRUIR

El pensamiento crítico busca los puntos débiles o faltantes en una charla, en un razonamiento o un proyecto. Su finalidad es poner en crisis, resaltar errores.
Pero, cuando degenera en pensamiento destructivo, también la capacidad de pensar disminuye para dejar lugar al instinto, la arrogancia y el prejuicio.

Entonces es necesario estimular el pensamiento constructivo, que apunte a la superación de las divisiones, busca la unidad, la concordia, el mejoramiento propio y de los demás.

El pensamiento constructivo, se ejercita en el diálogo. A veces, cuando hablamos con los demás, es fácil caer en el error de no escuchar o no tener en cuenta las razones expresadas por quién tenemos enfrente. Estamos ansiosos por expresar nuestro punto de vista. Es como hablar entre sordos; cada uno expresa su mundo sin escuchar el del otro. En cambio existe una actitud más constructiva, que seguramente nos hará crecer en humanidad, pero también en calidad de pensamiento. Hay que saber perder, por lo menos momentáneamente, el propio punto de vista para entrar en el del otro. Demostraremos nuestro respeto, pero al mismo tiempo comprenderemos completamente las ideas de otra persona.

La falta de respeto es la mayor violencia hacia los demás e incluye casi todas las otras violencias contra el hombre.

En efecto, no se sacará ninguna ventaja del ser constructivo si no logramos serlo en función de los demás.

Miguel de Berni
Psicólogo



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