SINOPSIS:
Martín Circo Martín (Leonardo Sbaraglia), joven profesor asociado de Historia de la Economía, acaba de convertirse en el ganador del mayor premio jamás concedido en la historia de la televisión: más de 3 millones de euros en premios de todo tipo. Sin embargo, pronto descubre que ser millonario es caro, y no tiene el dinero para permitirse los premios. Hacienda, por su parte, reclama la mitad de las ganancias. Casi sin darse cuenta, Martín se ve en una trampa sin salida, intentando vender todos los premios que ganó. Edmundo Figueroa (Chete Lera), un viejo extravagante y disidente, puede ser su última oportunidad de escapar. El concurso acaba de empezar...
Dirección y guión: Rodrigo Cortés.
País: España.
Año: 2007.
Duración: 90 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Leonardo Sbaraglia (Martín Circo Martín), Chete Lera (Edmundo Figueroa), Myriam Gallego (Laura), Luis Zahera (Pizarro), Myriam de Maeztu (Santillana), Fernando Cayo (Eloy).
Producción: Ignacio Salazar-Simpson, Douglas Stuart Wilson, Julio Fernández, Luis Collar y Pancho Casal.
Música: Víctor Reyes.
Fotografía: David Azcano.
Montaje: Guillermo Represa y Rodrigo Cortés.
Dirección artística: Antón Laguna.
Vestuario: Cristina Rodríguez.
Estreno en España: 16 Marzo 2007.
Imaginemos que el banco posee una cantidad total de, digamos, 100 monedas de oro. Que es la cantidad total de oro que existe. Cien monedas, ni una más.
Además del hombre bueno, existimos otras 10 personas. Usted, yo, un herrero, tal vez un par de ganaderos, una costurera…
Diez personas en total.
Todos necesitamos oro para comprar y todos hemos pedido un préstamo: diez monedas para cada uno. Un total de cien monedas.
¿Se entiende?
Claro que no. El banquero nos ha entregado todo su oro, con absoluta generosidad. ¿Y a cambio de qué? ¿Un simple 10%? ¿Una monedita por persona?
Es justo.
- Pero…
Eso es, pero… Según Pitágoras, tenemos un problema. Si al cabo de doce meses hemos de pagar once monedas cada uno ¿de dónde las vamos a sacar? Once monedas cada uno son ciento diez monedas, eso significa que existen diez monedas en intereses que nunca podrán pagarse. Nunca. Suceda lo que suceda.
No hay problema, el banco fue inventado para facilitar las cosas, no para complicarlas. Hay una solución razonable:
“No se preocupe, devuélvanme sólo los intereses, una moneda cada uno. Esperaré. Y el próximo año, ya me devolverán la cantidad prestada inicialmente."
Las primeras diez monedas en definitiva.
Adelante.
- Sin embargo, si devolvemos una moneda, nos quedarán nueve, nueve a cada uno, es que si aún debemos diez monedas al cabo de un año seguiremos con el mismo problema y además, tendremos menos dinero.
Correcto. Una moneda menos que el año anterior. Si repetimos la operación durante diez años, y eso siempre que nos dejen pagar sólo el interés, en ese tiempo, nos quedaremos sin nada. Desaparecerá todo el dinero. Y sin embargo, seguiremos debiendo el préstamo inicial.
El banco habrá recuperado todo el oro. Nosotros no tendremos nada y aún deberemos lo que nos prestaron al principio. Cien monedas entre todos que nunca podremos devolver porque sencillamente no existen.
Así que, perderemos las tierras, los animales, los alimentos que hipotecamos como garantía al principio, hace diez años. En diez años el banco tendrá lo que tenía al principio, más todas nuestras posesiones. Y nosotros no tendremos nada. Absolutamente nada. Con lo que en la práctica nos habremos convertido en esclavos del banco.
¿Por qué?
Por nada. Y a cambio de nada...